martes, 2 de junio de 2009

Paseos por el Norte de Marruecos: Assilah



Son poco más de 14 kilómetros los que nos separa Europa de África, pero el primer consejo que me dio un buen amigo al llegar a Tanger es que las distancias en Marruecos, no se deben de medir por kilómetros.








Assilah en árabe o Arcila en castellano, Tanger, Tetuan y como punto final la ciudad prohibida de Xauen o Chefchauen es un buen comienzo para quien desee sumergirse en este país que en un instante te puede fascinar y un segundo después lo puedes odiar.







Assilah, ciudad hispanomorisca, amurallada, atlántica y costera, sus murallas al borde del mar fueron construidas por los portugueses en el siglo XV. Actualmente Assilah es una ciudad bulliciosa, de unos 20.000 habitantes, con un importante puerto donde atracan pequeños barcos dedicados a la pesca artesanal. Rodeada de extensas playas de arenas finas, aún resiste a la especulación urbanística, cuyos devastadores efectos empiezan a observarse al Este de Ceuta.







Entre sus lugares más bellos está el pequeño cementerio, cuyas tumbas alineadas a la Meca, se encuentran al borde de las murallas, sobre el mar y recubiertas por coloridos azulejos. Su casco antiguo es de calles estrechas, paredes encaladas y ventanas remarcadas de añil.







Assilah, es frecuenta por una gran variedad de pintores marroquíes, que no han dudado en dejar sobres sus paredes muestras de sus obras.








Bien comunicada por carretera con Tanger y por poco menos de 30 euros un taxista al volante de un destartalado mercedes te llevará, te esperará durante todo el día y por la noche te traerá de regreso a Tanger. Un consejo, siempre te van a pedir más del doble por todo, desde la comida, pasando por los hoteles más lujosos, hasta la más insignificante baratija, no dudes en regatear. Comer no es ningún problema, por pocos euros y en sus numerosos restaurantes se puede disfrutar de una gran variedad de pescados y mariscos. Tras la copiosa comida y si no eres escrupuloso y sobre todo no sufres de diabetes puedes continuar con los típicos pasteles árabes que pequeños hombrecitos venden por la calle, portándolos en una bandeja sobre su cabeza. Para finalizar en coma diabético té verde con hierbabuena con extra de azúcar.











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