domingo, 23 de septiembre de 2012

Remontando el Guadiamar - Gerena (Sevilla)

Siempre he tenido ganas de remontar el Guadiamar, introducirme en silencio entre sus meandros y descubir este tramo tan desconocido como misterioso que es para mi. Por distintos avatares nunca he podido o querido entrar, aventurarme más allá del molino perdido.
Antiguo y desconocido. A pesar del accidente minero de Aznalcollar, este tramo debido a su difícil accesibilidad, ha permanecido oculto para muchos. Regó el reino de Gerión, fue navegable hasta la ciudad tártésica de Laelia, para los romanos fue conocido por el nombre de Maenoba y a principios del siglo XX se empezó a construir una presa o dique conocido como el del cuervo. 
Esperaba encontrarme un río muerto, seco y desolado. Y aunque. ya metidos en el mes de septiembre, no corre agua, no falta la vida. Entre mis pasos descubro un búho real, galápagos leprosos, garzas y garcetas, perdices, palomas turcas, martines pescadores, una pareja de meloncillos, decenas de rastros marcados en el barro aún húmedo y entre las últimas charcas decenas de peces sirven de último banquete para sus depredadores alados.
En este domingo de septiembre, cuando el Sol. empieza a despuntar inicio mi camino, desde el puente sobre el Guadiamar de la carretera entre Gerena y Aznalcollar. Acelerando el paso, desconociendo hasta donde voy a llegar, no se hasta donde podré remontar, desconozco bastante de lo que me puedo encontrar. Tengo noticias que superado el molino está la antigua presa, luego una zona conocida como la revuleta, luego otro viejo puente que cruza el rió y poco más.
Superado el molino perdido, decido tomar el cauce del Guadiamar por el centro. La escacez de agua lo permite, aunque las zarzas empiezan a molestar.
A unos 3 kilómetros me encuentro con la presa o dique. Parece estar inacabada, abandona en este punto perdido. Extraña ver esta contrucción perdida en el monte. Se pasa el dique por una pequeña escalera a la izquierda.
Tras el dique el camino parece más fácil, aunque la sierra cada vez más cerrada, todavía impide la entrada del Sol. A un par de kilómetros se llega a la zona conocida como la revuleta, done el río forma unos enrevesados meandros, pasados estos llegamos a un puente, conocido como el de la Calera. El curso vuelve a ser más fácil de andar aunque el monte sigue siendo cerrado y reafirmando mi convencimiento que la única manera de remontarlo es después del estivo.
Un poco desorientado, pues es difícil saber donde me encuentro y cuando el camino empieza a hacer mella en mis piernas tomo la decisión de volver, aunque con el desasosiego de saber que difícilmente tendré la oportunidad de volver a remontar este paisaje tan interesante, a la vez desconocido y misterioso.



 Distancia: 14 km aproximadamente
Dificultad: media

sábado, 25 de agosto de 2012

Via verde de Itálica. Antiguo ferrocarril Aznacollar - Camas

Tenía algo pendiente y era acabar algo que empecé hace unos años, finalizar el último tramo de la antigua vía férrea que unia la mina de Aznalcollar con el rio Guadalquivir. Y este viernes de final del mes de agosto, madrugando y aprovechando una moderación en las temperaturas, regresé para poner el punto y final a esta bella y abandonada ruta.
Comencé donde lo dejé. En la carretera que une Salteras con la carretera antigua de Gerena - Sevilla. Aproximadamente en el kilómetro 3, la antigua vía ferrea cruzaba la carretera. Hay poco sitio para dejar los autos, pero el suficiente para dejar mi viejo utilitario.
El primer tramo, es el más pedregoso y difícil de andar. Con dificultad avanzan algunos ciclistas que se cruzan a mi paso. El camino es de trazo suave a través del trigo segado y los girasoles secos, buscando las curvas y evitando las pendientes.
Tras un par de kilómetros, se ve el puente del judío, junto a una de las antiguas casetillas de los guardagujas.
Desde este punto hasta el pueblo de Santiponce, entramos en la vía verde con el firme tratado, adaptado a las bicicletas y al paso de los viejos. Extraño nombre para un puente.
A unos 2 kilómetros pasamos bajo el puente de los vinateros, en estado ruinoso, anunciado por un cartel que prohibe el paso bajo él. ¿Quien se va a negar a pasar bajo el puente? Yo no, ni que fuera una escalera y acarreara mala suerte.


El Sol aprieta, a lo lejos empieza a divisarse Itálica, el auténtico reposo del guerrero. Para mi descanso sólo debo de descorrer el camino corrido.
Longitud: 14.8 km (ida y vuelta)
Dificultad: fácil

viernes, 1 de junio de 2012

Ruta: Desde la ensenada de Bolonia a Punta Camarinal. Alegato en defensa de Valdevaqueros. Tarifa

Es sabido que el hombre es el único boludo que tropieza dos veces en la misma piedra. Y aún os preguntáis "¿en que momento se jodió España?", pues bien carajo, os lo voy a decir: Cuando el ladrillo o ocupó todo, ocupó las playas, ocupó las dunas, ocupó el monte y ocupó los bosques, ocupó vuestras vidas, ocupó vuestro sueño pequeño burgués, ocupó vuestras almas. Ese día se chingó España. Ahora ya no queda apenas playas, ni costas, ni dunas, ni sierras ni bosques, ¡lo habéis jodido! Y pienso: la concha de vuestra puta madre, ¿recuerdas cuando veníamos con los niños y no había nada? Sólo playa, kilómetros de playas, ¿Recuerdas esta playa cuando no había nada? En esta playa jugaba Ernestito de pequeño, aparcábamos el auto debajo de la morera, ¿lo recuerdas? Claro que no, no es posible, nada a la redonda existía, era el paraíso ¿Te acuerdas cuando éramos jóvenes y esto no existía?
Isla Paloma, Valdevaqueros, Punta Paloma, Paloma Baja y por fin Bolonia. Tatu lleva esperándome meses, le prometí que vendría y aquí estamos, 26 de mayo de 2012. Hace calor, la duna de Bolonia ya está a nuestras espaldas y caminamos cuesta arriba, el pinar que frena el avance queda a la izquierda, a la derecha monte. Dejamos atrás las últimas casas y a pocos metros vemos la entrada al sendero hasta el faro de Punta Camarinal. Es curioso, pero no se porque la gente lo llama punta Camarinal, realmente el faro se encuentra en punta de Gracia, el cabo Camarinal está entre el Cañuelo y Bolonia.


 El camino parece cómodo, suave, transitable. Se divisa en la costa la calita del cañuelo, ¿bajaremos? Lo dudo compadre, la pierna me jode. Los pinos nos protegen un poco del Sol. Una pequeña casa de algún pastor está a la derecha, el molinillo del generador eólico gira, sopla levante.
Entre las copas se divisa el faro, pronto llegamos y ante nosotros el mar océano. Una extraña costrucción bélica a sus pies, a la derecha los Alemanes con el mal y a la izquierda el paraiso que se acaba.
Distancia: 1,7 km
Dificultad: Fácil

lunes, 26 de marzo de 2012

Desde Galaroza hasta el Castaño del Robledo por el Ribera de Jabugo (Huelva)


25 de marzo, no huyo de las elecciones, ni de la ola azul, ni del sopor de este mes de marzo, un mes de marzo, como todo este invierno extraño. No huyo porque como expatriado no puedo votar, pero me refugio en el verde, el poco verde que aún nos queda.
Siempre me a gustado Galaroza. Será porque aquí nacieron gran parte de mis lazos de amistad será porque he pasado muchas horas cuestas arriba y cuestas abajo. Es verdad que no tantas como en Grazalema, pero igual de absorvente.
Decido caminar hacia el Castaño del Robledo desde Galaroza, por la vereda junto al Ribera de Jabugo, por su margen izquierdo. Tratándose de una ruta señalizada no me preocupo mucho de la organización, algo de agua, algo de picar y a caminar.
La ruta comienza al borde de la carretera nacional, a pocos metros del bar Venecia sale un callejoncillo a la izquierda. Entramos por una vereda, pronto cruzamos el ribera de Jabugo, quitando los primeros metros de sube y baja la mayor parte del camino es una ligera pendiente ascendente y los últimos metros la subida se acentúa.
A unos 2 km de la salida nos encontramos a la izquierda el camino que debe de conducir desde Galaroza hasta Fuenteheridos, unos metros más adelante, sobre un pequeño puente se cruza el ribera y casi inmediatamente volvemos a cruzarlo. Ya únicamente nos queda subir hasta el Castaño del Robledo.


Longitud: 5 km (sólo ida)


Dificultad: media

jueves, 1 de marzo de 2012

El pinsapar de Luis Ceballos - Yunquera (Málaga)

Enero de 2012, es un invierno atípico, no parece invierno, no recuerdo en Gerena un invierno tan cálido. Echo de menos la lluvia, salir al campo esos días lluviosos y contemplar los arroyos rebosantes, las nubes negras, sentir el frío cortante en la cara en la mañana.

Un viejo amigo me pide que le acompañe, a la Yunquera, desea enseñarme la sierra. No se que responder, no tengo ni idea donde se encuentra. El primer instinto es enterarme donde se encuentra. Luego, rápidamente razono, calculo, cuantos kilómetros pueden ser, el tiempo que me llevará, la carretera, el tiempo... Acepto.

La Yunquera, es un pequeño pueblo malagueño, en las estribaciones de la Sierra de las Nieves y a pocos kilómetros de la Costa del Sol, parece y seguro que lo es un pueblo tranquilo, donde la prisa y el estrés no deben de asomarse mucho por sus aceras.

La Ruta se inicia en Yunquera, junto al nacimiento del arroyo. Alguien me comentó que el agua salía caliente del manantial. No dude en arriesgar mi vieja vida y acercarme, por la verdina a tocarla y comprobar si realmente el agua salía caliente. Quien quiera saberlo que lo compruebe en persona.

Tomamos dirección hacia el camping "El Pinsapo Azul", a la derecha dejamos las instalaciones deportivas y tomamos la pista forestal. Pronto nos encontramos la cantera de áridos y se va viendo a ambos lados huertas y bancales con algún que otro cultivo de vid.

Entramos en el monte, y podemos ir viendo, zonas donde abundan los olivos, con otras de pinos de repoblación. A unos 2 kilómetros podremos ver zonas donde curiosamente hay castaños, pues en estas latitudes no suelen abundar.

A unos 3 kilómetros pasaremos un paso canadiense, y habremos entrado en el parque natural. A la derecha sale la pista que conduce al puerto del Sucillo y a la derecha la pista que nos va a conducir al pinsapar de Luis Ceballos.

Mientras vamos subiendo podremos contemplar las típicas formas de estos singulares abetos.

El pinsapar de Luis Ceballos o de las lajas, como también se conoce, es relativamente reciente pues en el siglo XIX en esta zona se cultivaban vides hasta que la xilosena acabó con ellas. Posteriormente, cuando en los años 60 del siglo XX se fue abandonando la ganadería, los pinsapos volvieron a conquistar estos montes.

Llegamos al mirador de Luis Ceballos, no dudo que la vista debe se ser formidable, pero una espesa niebla da una extraña sensación fantasmal al pinsapar.