viernes, 29 de mayo de 2009

El Ajoblanco - Calle Alhondiga (Sevilla): una isla rodeada entre tanta modernidad.




En una Era en la que las tabernas de toda la vida, donde se come, se conversa y se bebe, están siendo sustituidas por bares y cafeterías de diseño, es todo un placer hacer parada y fonda en este bar de la calle Alhondiga de Sevilla. A la memoria me viene una pintada realizada sobre un muro en la Alameda de Hércules que rezaba: "Más bares de pueblo y menos modernitos".






Rodeado de carteles de "viejos" conciertos y festivales de jazz,
blues y flamenco, entre fotos de Curro Romero, Silvio y Camarón y de cajas de discos de vinilo en reventa, en el corazón de la vieja Sevilla, junto a Santa Catalina todavía se puede disfrutar de este tipo de bar en grave peligro de extinción. Bar alargado, con pequeñas mesas cuadradas y barra servida por su dueño, parco de palabras, hiperactivo y melómano.



Carta simple y económica, pero no por ello deja de ser orignial, desde el ajoblanco con uvas, la sopa de tomate, migas, papas bravas y patatas con roque, el salmorejo, la ensalada de cous - cous, los tacos, el guacamole y las enchiladas, la buena cerveza y de fondo siempre sonando la misma música que cuelga de los carteles.

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